Мех
Mientras Cándido prepara los cupones del día siguiente, Lucia trajina por la casa haciendo las labores)
CANDIDO: ¿Puedes decirme si están los números por orden?
LUCIA: (Desabrida) Y que más te da. ¿No te dicen las clientas donde está el número que quieren?
CANDIDO: Pero me gusta tenerlos ordenados. Así me resulta más fácil colocarlos en las varillas.
LUCIA: Pues búscate una esclava.
CANDIDO: Siempre estás de mal genio.
LUCIA: Y cómo quieres que este. Todo el día trajinando en esta casa que parece un palacio de grande. Seguro que tu madre se fue al otro barrio harta de tanto
barrer.
CANDIDO: Peor sería vivir en una chabola ¿No?
LUCIA: Pero las chabolas se limpian en un tris tras.
Condido.
CANDIDO: Bueno, yo vendo los cupones para poder comer todos los días, y tu
llevas la casa.
LUCIA: Y te parecerá que es lo mismo. Tu arrebujao en tu kiosco con el radiado. puesto y yo cogiendo catarro tras catarro, porque esta casa no la calienta ni Dios. Está llena de rendijas.
CANDIDO: Calentito desde que me dieron el kiosco, antes he pasado mas frio que un calcetín en Siberia. Los sabañones en mis manos eran como los huéspedes pesados, no desaparecían en todo el invierno.
LUCIA: ¡Lo de antes no cuenta!
CANDIDO:Siempre estas refunfuñando.
LUCIA: no, si quieres te bailo una sardana todas las mañanas. ¿Es que no ves la vida que llevo?
CANDIDO: Como todas las mujeres, supongo.
LUCIA: Pues supones muy mal. Tendrías que ver las películas americanas para saber cómo viven.
CANDIDO: seguro que en América te ibas a tomar esos aperitivos que te tomas todos los días en el bar de Pepe.
LUCIA: Claro, como que tienes la suerte de no ver, para ti todo el monte es orégano.
CANDIDO: Hombre, tanto como llamarlo suerte…
LUCIA: Si, señor, suerte.¿Es que con 3 millones de parados tu tienes el peligro de perder el trabajo? Para la Once no hay crisis, y para lo que hay que ver ¿sabes cómo es el mundo? Negro…todo negro. La hierba negra, las casas negras, las flores negras…
CANDIDO: Aun así me gustaría verlas, o que me las explicaran con todo detalle, pero claro, es que tampoco me dejas que hable con nadie.
LUCIA: No te dejo hablar porque la gente es muy mala, y ya que has tenido la suerte de casarte con una mujer tan maravillosa como yo no necesitas a nadie.
CANDIDO: Ya sabes que te estoy muy agradecido.Concludo pone marritos
LUCIA: ya puedes ya, a que podría aspirar un ciego como tú, a nada. La pena es que no puedas ver lo guapa y lo elegante que soy. A ver quién te iba a decir a ti que te casarías con Mis Alicante 1990.
CANDIDO: Eso no me lo habías dicho nunca.
LUCIA: Porque… ¿Porque no quería hacerte de menos! Desengañate, Cándido, conmigo te tocó la lotería. Al fin y al cabo, que eras cuando nos conocimos, un hombre feo, ciego, desaliñado.
CANDIDO: Mi madre siempre decía que me llevaba muy limpio.
LUCIA: Tu madre era como todas las mujeres exceptuándome a mí, una mentirosa, pensaba como todos… Ojos que no ven… pero yo me sacrifico. ¿Qué crees? ¿Qué a mí me gusta bajar todos los días a tomar el aperitivo a que me miren todos los tíos de la barra con cara de querer violarme? Pero me sacrifico para que vean que somos felices. Y si los otros se toman una ración, yo tres.
CANDIDO: ¿Y para qué tienes que comerte tres raciones?
2
LUCIA: Para que se fastidien, que tu puedes ser ciego, pero a chula a mi no me gana nadie.
CANDIDO: Ya te digo que no te quedes en casa. Que hagas tu vida.
LUCIA: Si, para que habien las malas lenguas. Lo del aperitivo lo hago para que no me entre la depre, y lo de ir al bingo porque tampoco voy a vivir como una esclava, y que me tienen que ver Cándido, me tienen que ver. No quiero que piensen que me atas con una cadena cuando te vas al kiosco, que más de uno dice que como te atreves a dejar sola a una mujer tan estupenda como yo.
CANDIDO: A mi no me importan las habladurías.
LUCIA: Pero a mi sí. La mujer del Cesar no solo tiene que ser honrada sino parecerlo.
CANDIDO: ¿Me puedes dar un vaso de agua?
LUCIA: Lo coges tu, que no eres manco.
Cándido se levanta. Lucia le pone en el camino una silla para que tropiece y recriminarle cuando lo hace.
LUCIA: ¿lo ves? Tengo que estar en todo. Anda inútil, siéntate. Ya te daré yo el
agua.
CANDIDO: Muchas gracias.
LUCIA: (Le da un vaso casi vacío) No des más que un sorbo, sino en seguida querrás que te acompañe a mear.
CANDIDO: Al water ya se ir.
LUCIA: Si, y mear fuera de la taza también sabes.
CANDIDO: En el fondo me alegra que todo sea negro, así que no me pierdo
nada.
LUCIA: Que egoísta eres hijo. Y los demás que nos den morcilla.
CANDIDO: ¿Y el mar también es negro?
LUCIA: Como boca de lobo.
CANDIDO: Es que tampoco sé como son las boca de lobo
LUCIA: Pues negras, como quieres que sean.
3
CANDIDO: Quien iba a decirlo, porque yo escucho a gente que pasa a mi lado y se ríen, y discuten y gritan. Lo normal es que en un mundo tan negro todos fueran tristes, empezando por ti.
LUCIA: Yo soy alegre porque soy una santa. ¿Quieres un ejemplo? A mí no me
gusta beber, pues para que cuando vuelvas a casa me veas alegre, me tengo que tomar todas las tardes una botella de anis.
CANDIDO: bueno, a veces te pasas un poco.
LUCIA: De eso nada, cuando te doy esos meneos es porque quiero que te sientas vivo.
CANDIDO: Pues el otro día cuando me tiraste contra el mueble casi me matas.
LUCIA: ¿Y llame yo a alguien para que te curara? No, lo hice yo solita.
CANDIDO: Pero es que la herida la tenía en el brazo derecho, y los puntos me los pusiste en el izquierdo.
LUCIA: (Se le acerca retándole) Nadie es perfecto, ¿no?
CANDIDO: (Huele) Hoy hueles a ginebra.
LUCIA: Es que si bebo siempre lo mismo puedo coger el vicio.
CANDIDO: Ya. ¿Está la cena?
LUCIA: Te pasas el día pidiendo, hijo.
CANDIDO: Es que no he comido nada desde la dos de la tarde.
LUCIA: Eso que es, ¿un reproche? Y que has hecho con el donut que te has llevado.
CANDIDO: Echárselo a los pájaros.
LUCIA: ¡Anda, coño! Así que yo me molesto en bajar a la tienda, en sacar el dinero del monedero, y en envolvertelo, para que tu se lo des a los pájaros.
CANDIDO: Me dan pena, y la verdad es que tampoco entiendo que viviendo en un mundo tan negro tengan ganas de cantar.
LUCIA: Porque también son negros, o que te has creído.
CANDIDO: Me gustaría que todo fuese dorado.
4
LUCIA: Que sabrás tu.
(Una luz dorada ilumina parte del escenario, mientras suena una música de Wagner)
LUCIA: ¿Y ahora que pasa con la puta luz?
(Se oye una voz misteriosa
VOZ: Soy la Virgen María
Steve Wonder
LUCIA: Si, y yo la lady Gaga, y este, José Feliciano.
no
te jode.
VOZ: He venido para sembrar de felicidad esta casa.
LUCIA: Aquí ya somos felices.
VOZ: No te pases, tía.
CANDIDO: ¿Con quién hablas, Lucia?
LUCIA: Con una pirada que seguro que vende libros. Deben ser los de los
testigos esos.
VOZ: Levántate Cándido.
(Cándido se levanta
VOZ: Eres un buen tío Cándido y un buen colega.
LUCIA: Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer
VOZ: Tú te callas. Por tu vida de sacrificio has sido elegido para recibir un milagro. Pídeme lo que quieras. Y tú no te pases tronca.
LUCIA: Un televisor con sonido es estéreo.
CANDIDO: ¿Quién eres?
VOZ: Soy la madre de Dios.
LUCIA: (Alucinada) La virgen.
VOZ: Esa misma.
LUCIA: Lo de la vista ni tocarlo, ¡Menudo se pondrían los de la ONCE! Que no
señora, que no, que nos jugamos el condumio.
s
CANDIDO: Aunque todo sea negro me gustaría ver.
LUCIA: No le haga caso, que no es más que un capricho.
VOZ: Eso es lo que te hace ilu.
LUCIA: ¡Me cagüen la leche! ¿A que me vais a joder el invento? (Enciende y apaga la luz. Al no desaparecer el resplandor lo golpea con el escobón)
CANDIDO: Si, señora, quiero ver.
VOZ: Pues que así sea. Y luego no te quejes.
Desaparece la luz y Cándido se lleva las manos a los ojos.
CANDIDO: (iluminado) Estoy viendo. (Se asoma a la ventana) Que bonito es el
negro.
LUCIA: Milagroooo (Asustada) Milagroooo. Se ha vuelto todo de colores.
CANDIDO: Todo es bonito. Y los niños están jugando… y son muy guapos… el mundo es muy hermoso. (repara en Lucia que está asustada en un rincón) ¿Y tu quien eres?
LUCIA: (Con un hilo de voz) Miss Alicante.
CANDIDO: Eres fea… fea y negra.
LUCIA: Bueno, es que llevo una semana sin ir a ta peluquería, pero ahora me pongo los bigudies.
CANDIDO: Me has amargado la vida, nos has dejado ni que me ilusionara pensando que aunque yo no lo viera, las cosas eran bonitas. Que no todos eran tan desgraciados como yo.
LUCIA: Veras, decirte todo eso era un sacrificio para que no sufrieras.
CANDIDO: (La agarra del cuello y le mete los dedos en los ojos dejándola ciega)
LUCIA: Esta todo negro, cabrón.
CANDIDO: No preocupes que yo te iré contando lo bonito que es todo: El cielo es negro, y por la calle pasa un perro negro, el jardín el negro y las flores son tooodas negras…